El objetivo de la Ley 11/2023, de 8 de mayo, conocida como Ley Europea de Accesibilidad y por sus siglas en inglés, EAA, es muy sencillo (y muy justo): hacer que el mensaje llegue a todos, independientemente de cualquier condicionamiento personal que pueda dificultar la comprensión.
Sin embargo, eso tan sencillo (y tan justo) no siempre se cumple.
El contenido está ahí, a disposición de todos, pero a veces no se distingue bien por la combinación de colores elegida; no se comprende porque se utiliza lenguaje complejo o el texto está mal estructurado o, simplemente, el usuario requiere un formato alternativo. Un ejemplo sencillo:
Fechas y pautas que necesitas conocer
A partir del próximo 28 de junio de 2025, no estaremos hablando solo de un problema de comunicación, sino de un problema legal. La nueva Ley Europea de Accesibilidad obliga a muchas empresas a adaptar sus productos y servicios para que cualquier persona, sean cuales sean sus circunstancias, pueda utilizarlos y comprender la información facilitada.
Las Pautas de Accesibilidad al Contenido Web (WCAG) dictadas por el Consorcio World Wide Web (W3C), el organismo internacional de referencia en esta materia, establecen cuatro principios básicos:
- PERCEPTIBLE: la información debe presentarse de forma que todos puedan percibirla. Por ejemplo: con texto alternativo para imágenes o subtítulos en vídeos.
- OPERABLE: la interfaz debe poder utilizarse con diferentes medios, como teclado o lectores de pantalla (evitar elementos que solo funcionen con ratón).
- COMPRENSIBLE: el contenido debe ser fácil de entender y predecible, tanto en el uso del lenguaje como en la estructura y la navegación de enlaces.
- ROBUSTO: el contenido debe funcionar correctamente en distintos dispositivos, navegadores y tecnologías de asistencia, ahora y en el futuro.
¿Cómo afecta la Ley Europea de Accesibilidad a tu negocio?
La ley 11/2023 de 8 de mayo afecta a lo que se denomina «activos digitales«, concretamente: sitios web, plataformas en línea y de comercio electrónico, aplicaciones móviles, plataformas de comunicación electrónica, interfaces digitales, contenido multimedia y documentos distribuidos electrónicamente.
En la práctica, esto significa que si tu empresa ofrece alguno de estos activos digitales, entre otras cosas, deberás:
- Redactar textos claros, comprensibles y bien estructurados
- Traducir contenidos sin ambigüedades y accesibles a públicos diversos
- Incluir subtítulos, descripciones alternativas o versiones de lectura fácil cuando sea necesario (Si quieres saber más sobre lectura fácil, pincha aquí).
Veamos cómo afecta a determinados tipos de negocios:
- Tienda online: las descripciones de productos deben ser fáciles de leer, con textos alternativos para las imágenes, botones con etiquetas claras y procesos de compra comprensibles paso a paso.
- Laboratorio o empresa farmacéutica: las instrucciones de uso, consentimientos informados o fichas técnicas deben redactarse de forma que cualquier persona pueda entenderlas sin necesidad de formación especializada.
- Banco o fintech: las condiciones de los contratos, las comunicaciones por email o los formularios digitales deben evitar jerga técnica y ser legibles con lectores de pantalla.
- App de reservas o servicios de transporte: el usuario debe poder navegar fácilmente, acceder a la información clave (horarios, precios, condiciones) y recibir confirmaciones claras y accesibles.
- Servicios legales o administrativos: los documentos deben estar redactados en lenguaje claro y, cuando sea necesario, ofrecer una versión alternativa de lectura fácil o con explicaciones paso a paso.
Lista breve de comprobaciones de accesibilidad
Para hacer una comprobación rápida, hazte las siguientes preguntas:
- ¿El texto es claro, directo y está bien estructurado?
- ¿Evita tecnicismos o, si son necesarios, los explica?
- ¿Incluye alternativas textuales para imágenes, audios o vídeos?
- ¿Está redactado en frases cortas y párrafos breves?
- ¿Funciona bien con lectores de pantalla y dispositivos móviles?
Reto: adaptar el lenguaje sin perder tu identidad
Muchas empresas se enfrentan ahora a una duda razonable: ¿podemos hacer que nuestra comunicación sea accesible sin dejar de sonar profesionales?
La accesibilidad es sencillez no simpleza. Pensemos en una preciosa canción acústica. Solo voz y guitarra. Sin amplificadores, ni arreglos, ni efectos… una melodía que emociona a todos. Eso es lo que buscamos.
Convierte este requisito en una oportunidad
La accesibilidad no tiene por qué convertirse en una carga. De hecho, es una oportunidad real de llegar a más gente y de reforzar tu marca tomándote en serio la inclusión y la responsabilidad social. No lo plantees como «hay que hacerlo», sino como «merece la pena hacerlo».
Si te preocupa el presupuesto, lo mejor es integrar la accesibilidad desde las fases iniciales de diseño para evitar costosas modificaciones posteriores… y posibles sanciones por incumplimiento.
¿Qué puedo hacer yo por tu empresa?
Soy traductora y conozco bien los requisitos del denominado «lenguaje claro». Mi misión es:
- Traducir y adaptar cualquier texto a lenguaje claro: hacer que tus textos sean comprensibles sin sacrificar el rigor.
- Revisar contenidos generados por IA: para garantizar la veracidad, el uso de lenguaje, la sensibilidad cultural y, por supuesto, los criterios de accesibilidad.
- Asesorarte en relación con contenidos digitales: para que tu web, app o documentación técnica no dejen a nadie fuera.
- Ofrecer formación personalizada en buenas prácticas lingüísticas: para que tu equipo sepa cómo escribir para todos.
Si tu empresa está sujeta a la Ley Europea de Accesibilidad, ponte en contacto conmigo y revisamos juntos tus contenidos para valorar qué necesitas.
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