Aunque parezca contraintuitivo, un traductor especializado en el sector farmacéutico no traduce solo composiciones químicas y fichas técnicas. También traduce contratos, material publicitario, formaciones y manuales de usuario. ¿Te sorprende? Vamos a analizarlo más de cerca.
Comencemos aclarando que los traductores ni somos diccionarios andantes ni podemos traducirlo todo. Es decir, traducir un texto especializado requiere conocer la terminología, fraseología y el estilo propios de ese campo tanto como tener conocimientos del tema que se está abordando. En otras palabras, por mucho que esté redactado en tu lengua materna, no entenderás nada de un tratado sobre genómica computacional si eres ajeno al tema. Y, si no lo entiendes, mucho menos podrás traducirlo por muchos diccionarios (o ayuda de la IA) que tengas. ¿Qué quiero decir con esto? Que los traductores necesitamos conocimientos lingüísticos (de las lenguas de partida y de la lengua de llegada) y conocimientos conceptuales (especialización). Y, además, necesitamos de habilidades de investigación y documentación que vamos desarrollando con la experiencia.
Pero volvamos al tema que nos ocupa.
¿Qué traducen las empresas del sector farmacéutico?
Generalmente, el traductor especializado en el sector farmacéutico trabajará para laboratorios, CRO (organizaciones de investigación por contrato) y fabricantes de dispositivos médicos o productos sanitarios, y traducirá una amplia variedad de documentos, como, por ejemplo:
- Documentación de ensayos clínicos, como protocolos de estudio, formularios de consentimiento informado, cuadernos de recogida de datos, manuales del investigador, diarios del paciente e informes clínicos.
- Textos regulatorios, como expedientes para agencias reguladoras (EMA, FDA, etc.), fichas de datos de seguridad, planes de gestión de riesgos e informes de farmacovigilancia (PSUR, DSUR).
- Documentos de calidad y cumplimiento, incluyendo procedimientos normalizados de trabajo (PNT), informes de auditoría, acciones correctivas y preventivas (CAPA), documentación relacionada con las buenas prácticas de fabricación (BPF, GMP, GDP) y con la norma ISO 13485.
- Contratos y documentación legal, como contratos con centros de investigación e investigadores principales, acuerdos de confidencialidad (NDA), contratos de licencia, convenios de colaboración y documentación para comités de ética.
- Materiales de marketing y comunicación comercial, como folletos de producto, notas de prensa, contenidos promocionales, textos para páginas web y materiales dirigidos a profesionales sanitarios (HCP).
- Documentación técnica, como instrucciones de uso (IFU), manuales de usuario, etiquetas de producto e información para el embalaje.
- Materiales de formación y comunicación interna, como módulos de e-learning, manuales de formación, documentos de acogida y presentaciones corporativas.
- Documentos para socios internacionales, como contratos de distribución, documentación para licitaciones y correspondencia con agencias reguladoras o CRO.
- Documentos financieros: balances de situación, informes de auditorías, etc.
Es lógico. Una empresa, del sector farmacéutico como de cualquier otro, tiene diferentes departamentos, cada uno de ellos con sus propias necesidades. Por lo que hay que estar preparados para prestar a nuestros clientes el servicio que esperan.
En conclusión
¿Es importante que un traductor se especialice? Sí, sin lugar a dudas.
¿Se tendrá que enfrentar a textos que no entran en su ámbito de especialización? Sí y no.
En este caso, la respuesta debe estar siempre supeditada a la capacidad para entregar una traducción de calidad, es decir, correcta, precisa y fiel. Si no conoces el tema, pero después de leerlo crees que puedes salvar las dificultades, hazlo. Si no te ves capaz, no saltes al vacío. Hacerlo te cerrará puertas con ese cliente para siempre.
Hay que ser profesional y responsable. Lo profesional es ser honesto con el cliente y rechazar un trabajo que escapa a nuestras posibilidades. Y, tal vez, si se quiere prestar un buen servicio, proponer el nombre de compañeros que sí pueden hacerlo bien.
Si te decidieras por esta industria, necesitarás conocer, entre otros muchos, los siguientes sitios. Son una fuente muy valiosa de información:
- Agencia Europea del Medicamento (EMA): proporciona información detallada sobre los requisitos regulatorios para los productos farmacéuticos en Europa, incluidas guías para la traducción de documentos como SmPC (Resumen de las Características del Producto).
- Food and Drug Administration (FDA): es una fuente clave para los estándares regulatorios en Estados Unidos. También tiene algunos contenidos traducidos al español.
- ClinicalTrials.gov: este sitio web oficial proporciona información sobre ensayos clínicos en todo el mundo. Está dirigido tanto a profesionales como a pacientes.
- MedDRA – Medical Dictionary for Regulatory Activities: diccionario médico normalizado utilizado para codificación de efectos adversos y terminología clínica en documentos regulatorios.
¿Cuál es mi especialización?
Yo suelo resumirlo en traducción para el sector farmacéutico, legal y marketing, porque son las áreas que toco con mis principales clientes. Pero también tengo años de experiencia y cientos de miles de palabras traducidas en otros campos, como aviación, software, cursos de formación, cultura y quesos o cervezas.
¿Soy experta en cerveza? No, pero tengo las herramientas y habilidades para documentarme y aprender lo suficiente para traducir un libro sobre cerveza. ¿Soy experta en genómica? No, y muy probablemente rechace un trabajo sobre este tema, porque, francamente, no poseo los conocimientos y las herramientas para traducir sobre ello. Eso es ser profesional.
Si quieres saber más sobre mis servicios, te invito a visitar mi web y contactar si necesitas que valoremos tu proyecto.